Dicen que el poder de un disco es tan extraordinario que puede incluso rescatarte del abismo.
Así andaba, pasando esos días en que parece que siempre te levantas con el pie izquierdo y todo te rompe más las pelotas que de costumbre. No te bancas a nadie y lloras por los rincones sin siquiera saber bien por qué. Cuestionas absolutamente todo, como qué hiciste con tu vida y que pensás hacer con el resto de ella. Hasta que apareció Jamie Lidell.
Jim, su cuarto disco, ya figura entre lo mejor que escuché este año, que con mucho soul, funk y R&B saca a cualquiera del letargo.
Another Day, canción que abre el disco, es un verdadero temazo y el resto no se queda atrás. Cada vez que escucho este disco me dan ganas de meterme en una de esas películas que relatan los años dorados de Motown.
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