Este señor con cara de gil es la última creación del actor británico Sacha Baron Cohen y desde su aparición en los premios MTV Europe ha desatado toda clase de controversias y conflictos diplomáticos.
Sacha Baron Cohen, que ha sido comparado al mismísimo Peter Sellers, ganó popularidad allá por el 2000 con Da Ali G Show, una comedia en la que el actor interpretaba a Ali G, un gangsta rap que entrevistaba a famosos (Jarvis Cocker fue de los primeros). En el 2004 incorporó otros dos personajes al programa, siendo Borat uno de ellos.
Borat Sagdiyev, proviene de Kazajstán, un país cercano a Irak y Afganistán. Sus expresiones por lo general son de tono antisemitas y misóginas. Es periodista y viaja a Estados Unidos con el propósito de conocer en profundidad la cultura y estilo de vida norteamericano para difundirla entre sus compatriotas.
Ésta experiencia que comienza con una breve pero devastadora presentación de su país y familia (una hermana que es la tercera mejor prostituta y un hermano enfermo mental al que hay que mantener encerrado) está plasmada en la película Borat: Los aprendizajes culturales de América para el beneficio de la gloriosa nación de Kazajstán, escrita por Larry Charles (Seinfeld, Mad About You, Entourage) y será estrenada en EE.UU el mes próximo.
Desde ya tanto el personaje como el propio Sasha Baron Cohen han desatado todo tipo de reacciones e acusaciones de antisemitismo. El actor, que por cierto es judío, se defiende al explicar que lo único que intenta a través de Borat es demostrar cómo en la actualidad el racismo crece de manera oculta, en una especie de conformismo mudo. «No es racismo», sino una «parodia sobre el antisemismo que existe en la sociedad».
La película ha generado además conflictos diplomáticos entre EE.UU, Inglaterra y Kazajstán, país que se ha sentido tan ofendido con la imagen errónea que se ha propagado de su cultura, que contrató lanzó una campaña educativa a lo largo de EE.UU para recuperar la reputación tras ser ridiculizado mundialmente.
Ves lo que quieres ver
Cuesta ser objetivos al momento de ver por primera vez a Borat. Porque más que gracioso resulta ofensivo, y justamente por eso es común quedarse con una lectura equivocada de lo que realmente trata la película.
Lo interesante detrás de Borat, y que muchos parecen interesados en ocultar, es la dura crítica que Sasha Baron Cohen hace a la sociedad norteaméricana. Porque Borat, ese ser antisemita, profundamente «conservador» y machista no elige sus víctimas al azar y sus expresiones desafortunadas tampoco son gratuitas. Cada uno de sus entrevistados se ha prendido a las manifestaciones racistas, mostrando cómo piensa una importante parte de esa sociedad.
Hasta ahora no he leído una sola crítica sobre ese costado político de la película, sobre ese discurso que vemos explícito en los documentales de Michael Moore. Porque Cohen, desde otra perspectiva, logra poner en evidencia a esos «estúpidos hombres blancos», de los que habla Moore. Porque es ahí precisamente donde radica la verdadera crítica de Cohen. A esa «American way of life», al hermetismo ultra conservador e ignorante de un país que sigue pensándose el mejor del mundo.
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