A veces, en las interminables marañas de Internet, uno puede encontrar pequeñas perlitas que luego se transforman en piezas de colección y que si no somos lo suficientemente egoístas, hasta las podemos llegar a compartir con alguien.
Así fue como una tarde somnolienta, en busca de fragmentos oníricos que calmaran mi ansiedad y me llenaran de emoción y belleza, caí en un sitio web que de frentón me recibió con una de esas fotos antiguas cuyo paso del tiempo se hace palpable a través de la imperfección y las manchas.
Una familia en la playa sonríe frente a la cámara. Mar del Plata, Copacabana, el Caribe… vaya a saber… sólo sé que de inmediato la mente se me llenó de recuerdos de veranos pasados.Ahí estaba esa foto en honor a un verano, que además de permitirte viajar hacia un mundo ficticio o real, era la tapa de un disco. Un disco que llevaba el atrapante nombre de “Fragmentos de una tarde somnolienta”.
Se trataba de Hacia dos Veranos, una banda que además de capturar mi atención con esa foto, también me regalaba a mí (y a cualquier persona que así lo quisiese) el primer EP de la banda.
Con cuatro canciones de rock instrumental, Hacia dos Veranos, busca retratar momentos y experiencias desde un punto de vista onírico y alucinado. Algo perfectamente logrado en canciones como Sueño y Preludio.
Un nuevo favorito.
Deja una respuesta