Placebo: Llegaron, pasaron y se fueron

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La ansiedad acumulada de varios dí­as tuvo su punto culmine el 4 de abril, cuando las horas y los minutos que restaban para ver a Placebo en vivo parecían detenidos. Ni hablar del trayecto en tren de La Plata a Buenos Aires, más el subte y sus eternas conexiones.

Una vez en el Luna Park sentí que explotaría de la emoción. Habí­a mucho ajetreo y griterí­o, más por parte de la seguridad que de los asistentes. Nos cacheaban como si estuviésemos a punto de entrar al servicio militar. «No se queden ahí­ parados», gritaba un viejo mala onda.

Ya adentro del lugar, terminaba Interama el grupo soporte. Eran tipo 21 hrs y el tiempo parecía congelado. La angustia crecía con el griterío de la multitud, que apenas veía a alguien en escena se lanzaban en avalancha contra las gradas, como si el propio Molko estuviese ahí, afinando su guitarra.

Seguía la música de espera, las pantallas gigantes que recordaban que estábamos festejando el primer cumpleaños de Radio Kabul. Mientras, mi frustrante intento por conseguir una buena ubicación seguía en nada. Hasta que se apagaron las luces y los empujones, gritos e histeria se pusieron peor. El escenario se volvió azul y de a uno, comenzaron a salir Steven, Brian y Stefan, al unísono de Taste in men.

Apenas hubieron palabras de por medio, Brian habló primero. Sencillo. El tí­pico buenas noches y algo más. Lo mejor vino cuando Stefan (bajista) deslumbró con su español y dijo al final «esta es nuestra primera vez en Argentina, pero no la será última».

Más tarde vino el pedido de Molko para que la gente se echara hacia atrás porque «no sería divertido terminar en el hospital». Pero la verdad es que por más que aplaudieron mucho, las palabras fueron en vano porque los violentos siguieron masacrando a los que estaban adelante (punto negativo del show).

Tema tras tema, siguieron The bitter end, Every me, every you, Protect Me (con un final de armónica impresionante), This Picture, Black eyed, Special needs, I do, Without you i´m nothing, 36º Degrees (en versión lenta), English summer rain (con sintetizador y enganche final de un tema de Neil Young) y Pure Morning. Los bises: 20 years, Teenage Angst y Nancy boy.

Muchos «I love you Brian», tanto de chicos como de chicas, que eran respondidos por negativas (dedito en el aire) por parte del siempre sonriente Molko que si bien no habló mucho, nunca dejó de desbandar simpatía y ese carisma que lo caracterizan como líder. Aunque la perla de la noche fue Stefan, que con su baile y despliegue escénico, sumado a las frases en español, me conquistaron.

Fue casi una hora y media pero parecieron veinte minutos.

Queda el consuelo de que, volverán pronto. Ojalá así sea y con más temas y no sólo hits.

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